martes, 6 de abril de 2010

Silencio, hermoso...


El sonido delicioso de tus labios al despertar, y amanecer acostados entre los brazos del silencio, cuando cantan sonrojándose en la dulzura de la entonación, de una melodía inacabada, pero con aspecto frágil y vulnerable como una rosa, cuando sentencia sus pétalos a abrirse ante lo desconocido.
Y cierro mis ojos y abro mi mente, para acoplar poco a poco, las notas que vas dejando en el aire, dibujando una partitura invisible, pero con un hermoso resultado...y la sigo con mis labios, aún no sabiendo muy bien qué vendrá a continuación, ni cuál es la letra que ensueña tu corazón y la desprende con tal belleza, que mi voz, tiene que esforzarse en alcanzarte, en robarte un poco de ese talento, para que mi corazón cante junto al tuyo y componga un nuevo sueño, en forma de canción misteriosa.
Tartamudeo torpemente, fruto del nerviosismo que estremece mi cuerpo, al sentirme tan cerca de tu pecho...Puedo sentir el agradable murmullo, del fructuar del viento con tu cabello, como el cálido ajetreo de las vociferaciones de dos niños, que juegan disfrutando de aquellos momentos, sin importarles lo que el tiempo se lleva o lo que el destino no deja escrito.
Apostaría una vez más, por cantar contigo, por dejarme llevar, y desplegar las alas invisibles, que iluminan tu corazón y el mío, y los hacen caminar por sendas contínuas...dejando atrás los posibles fantasmas, que el pasado nos otorga, a los tristes músicos, de violínes que cantarines.
Explico en mi melódica canción, cómo traería tus labios hacia los míos, como deslizaría mis torpes manos en el camino hacia tu rostro y como me perdería eternamente, en esos dos ojos enmarañados, tímidos y de color canela, que cantan junto a las sílfides, ninfas y hadas...sobre el amor, que le hace temblar.
Y escucho, escucho como una más, ahora. Porque me deleito con el simple cántico, de la pasión de tus venas, del soñar de tu pluma, de la hermosura que emana tu alma...
Soy una mera espectadora, a la espera de lanzarme a abrazarte, y callarme, las tantas dudas, los tantos miedos, las tantas inquietudes y cambiarlo por un puedo, quizás no sé si beberé, lo suficiente...para contagiarme de ti, de nuevo.
Cambiaría todo el ruido de este mundo, por todo ese silencio.




***Quiero susurrarte, en voz baja, con la mente concentrada, en ti, sólo en ti, mi vida: te quiero***

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