martes, 14 de julio de 2009

Ansié incesantemente recuperarte otra vez, despejar de mi mente esas dudas tan incordiantes, que repetían la misma sinfonía, el mismo verso de plata que se clavaba en mis entrañas como una bala. Agonicé eternamente en el silencio, agárrandome del cuello con ambas manos, para impedir que saliera mi voz, que huyése corriendo sin permiso...Y simplemente allí, dónde ella se exhaltaba, las palabras lo hacían después, con cada interrogante y cada coma, con cada desesperación llevada en su tristeza..."No me dejes, quiero que me arropes esta noche..."-Me consentí a decirlo, entre el miedo al vacío, que ya estaba sumándose a mi llanto, era el proverbio sabio de algún poeta loco, de ideas cortas y de poca alegría entre sus venas. Ya no podía más, aquello me estaba superando fue tan febril, como una intensa jornada de espera, tras espera, sentada en la orilla de la playa, llámandote en mi mudez sorda...que regresarás pronto, a mi vera...Y tú seguías sin contestar, con el orgullo y la tontería, que te suelen precedir, cuando piensas que esta guerra, la llevas tú y que tu alfil puede ganar a mi peón...con la facilidad con la que logras sonreír...
Aparté mis días de locura, de divagación, de pérdida de cordura, por falta de razón...Estaba tan enferma con este amor, que consumido fue mi rostro, durante meses y días, con el afín de encontrar la sonrisa, después de tantos chubascos...quise ser la primera en ganar, en estar contigo sin que nada importara, en perderlo todo si fuera preciso, a ti nunca te importó todo cuánto apostaba, yo me esforcé para hacer el simple rídiculo. Ya sabes, era el arlequín de este circo, que llevabas tú, para divertirte, para sonsacarte aunque fuera una mínima risita, a cambio de perder mi dignidad, de dejarlo todo por dárte mi vida...
Y la daría de nuevo, tampoco es que me arrepienta de hecho, es sólo que, empiezo a pensar que ya no soy nadie, dentro de tu casa de muñecas, sólo soy el juguete roto, que dejas al otro lado de la estantería...escondido para que tus amigas no lo vean, para que no recuerdes lo que fuimos juntas.
Tu pavor te ha hecho descuidar la belleza, por la que realmente brillabas, no eran tus ojos ni tu mirada, no eran tus labios ni tu boca, no era tu cabello ondeado al son de la música...Era tu forma de ser, la auténtica, la que no se dejaba embaucar por fraudulentas promesas, ni se privaba de obtener la verdad a su propia costa, y no a la de fieles cotorras que chismorrean, sin saber ni lo que dicen ni lo que hablan...
Yo no sé tú...pero despediría a tales malas hierbas, que sólo causan la abundancia de tu desastre en apariencias....
Ya no te ayuda todo lo que aprendiste...has envejecido con el veneno triste, de las viudas negras...ya no eres la chica amable, de la que tanto me enamoraba...has acabando siendo, como tus predecesoras, otra arpía con corazón lleno de escamas...
Me da pena...te consuelo en tu desgracia...






fin...