viernes, 2 de octubre de 2009

Confusa

Me disputo los días en la caótica ciudad, de mil pensamientos y una falsa sonrisa, que es esclava, de su propio pensar. Recuerdo haber amanecido, sin cordura alguna, exponiéndome a ser juzgada por los ojos necios de los que, el aburrimiento logra darles coba, a su lengua víperina, y a su condición de idiotas.
Y yo, viéndoles venir, giro el rostro hacia otra estela, guardándome las armas bajo la chaqueta, y esperando el momento oportuno, para disparar.
"Bang"- Se escucha resoplar a un cañón de ingeniosa construcción, que tiene fuego para dar y tomar, que se tomará la justícia por su mano, si alguien le logra replicar con las sandeces que hacen al ignorante regozarse en la ignorancia.
Que no oscilará en disparar una segunda vez, si con una, no ha sido suficiente, que es hora, de poner a cada cuál en su sitio, que ya no tenemos el hambre, que antes teníamos.
Y las palabras enrudecen, al tosco borriquito, que lleva con él la biblia de sus blasfemios incultismos, y así , así, se enfurece y toma su cuerpo como roca cobarde, que despedaza con la armadura y no con la estrategia de la inteligencia. Y yo, que lo veo venir, a ese pobre burriquito, lo condeno a herirse a sí mismo.
Y con la espada, le arrebato la conciencia. Le doy la oportunidad, de salvarse através de su conciencia que yace, en otro lado, que volverá pronto para rendirle cuentas, a sí mísma.
Que yo no soy de batallar con violencia, prefiero las palabras, las grandes amantes de la literatura, para propinarle su pequeña colleja. Para que el daño sea menor en la cabida, que el burriquito quiera aprender, a que en esta vida, se hace todo con la sabiduría.