miércoles, 11 de agosto de 2010
Tan sólo...
Me miras, te miro...
Y el resto de versos se escriben solos.
No hace falta música, ni tan si quiera letra,
basta sólo contemplarte, para satisfacerme en todos los sentidos.
Y cómo si lo supieramos todo y el silencio se hiciese cómplice de ello,
desvelamos nuestro pequeño secreto, atrapado en las puertas del paraíso,
que dejan libre a mi aliento:
Te quiero.
Tan simple y tan bello, haciéndose eco de un amor jovial y eterno.
Que quiero pasarme el resto de mis días contigo, abrazando tu cuerpo, sintiendo tus labios, tocando el cielo con tu voz y la mía, al unísono...
Despertar sin miedo a ver,las sábanas impregnadas de tu olor, la salvaje figura arráncandose del lecho, partiendo hacia algún lugar, dónde mi habla no le llega.
Pero siempre estoy junto a ti, sin importar cómo, siempre, estoy ahí, de espaldas o a tu lado, reinventando las formas, para perdurar nuestro pequeño relato.
¿Quién soy? Sólo tú le das sentido, a la respuesta de este enigma.
Sin tan sólo, me dieras unos minutos de tu tiempo, mi espacio sería tan grande, como el océano que cruza nuestras palabras de amor.
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