sábado, 7 de agosto de 2010

Oscura habitación...






Rezo desde esta trémola oscuridad, llana, profunda, encarnizada...
como las burbujas que mecen desde la respiración remota, de un cuerpo que apaga sus luces, y se envuelve en las sombras de la rígida realidad.
Rezo desde esta oscura habitación pintada de negruzca niebla...
quisiera ver más allá, pero el muro no sólo son mis piernas, sino...mi cabeza.
La oración parece no ser escuchada por nadie, los oídos se vuelven tercos y sólo captan la información agradable, de algún cumplido ciego que frívoliza la parte más triste.
"Eooooo,Eooooo"- ni el eco parece oírme, ya entre tanta desesperación cojo, mi mano invisible y la alzo entre las tíbias plataformas de la negra soledad.
¿Hay alguien ahí? No necesito un abrazo cálido, con que esté medio-roto, medio-reconciliado, lo aceptaré, sin queja alguna, sólo...lo disfrutaré en silencio.
No mellará mi corazón atrapado en la garganta arañada, entre gritos de dolor, la acústica funebre de algún día en el que yo fuí culpable de la edición de este guión.


"Sabe a purê bohême..."- Dijo alguien.
"Eres tonto. Tonto por no saber, que eso no son cursílerias del tres al cuarto, eso, es mi propio llanto servido de desayuno, comida y cena. Y como compañero de celda, tengo al mismo contribuyente, día tras día, noche tras noche...hasta que se me va extinguiendo la vida".


Desde el cuarto oscuro de mi propia existencia, rezo, rezo por terminar de bostezar el trágico sueño, que pareció ser el susurro de alguien con mal gusto y acabó despertándose en mi cama. Sin decirme nada, fue traídor dos veces. Una mal ganada y otra...mal pérdida.






Te odio...sueño. Te odio, por quitarme las vigilias. Por enamorarme con tus prosas prohibidas, y luego...luego retirarte y colgar el cartel de cerrado.

"Está cerrado. Hasta...mañana."

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