jueves, 23 de febrero de 2012

Libertad coaccionada.


Nada parece ser lo correcto. Se dilatan continúamente las palabras en el perfeccionamiento de algo equívoco, como es el de un pensamiento enfermo.
"Eres tú, el extraño que se consume en vano por acatar las leyes sociales." La culpabilidad se extiende como el cáncer, y en plena métastasis envenena los ideales por los que me dejé llevar antaño. Nadie quiere ser un espécimen altamente contagioso y vulnerable, porque podría conllevar un peso enorme en un baile de egolatrías y rameras formas de cicatrizar las cosas que verdaderamente importan, obviándolas, apartándolas y empleando el abandono.
Sentirse solo...Podría llegar a ser una necesidad patológica con la que discutir a menudo, en el margen de los días grises cuando los monstruos ya no son menstruales aparecen en manada para acorralarte en lo que temiste desde un principio: Hablar de tus sentimientos. Tratarán de usurpar continúamente el trono al más atroz, al asessino de hechos devastadores para quién trata de sobrevivir y luchar por su mera existencia.
El divorcio es propicio: No te quiero, te dejo. Ya no me hace falta todos esos mordiscos que me recordaban a lo que he venido. Porque despojarse de las ideas, incluso de los seres resulta tan cruelmente fácil, que cualquiera podría hacerlo.
Llega un momento en que...La decepción se manifiesta, tras semanas, meses e incluso años de frustración, la ocasión requiere la faceta más seria de nosotros mismos...Después de todo, el vacío es jodidamente enorme. Podremos tocar el barro que jamás barreremos la superfície. Después de todo...Somos hechos con la arcilla, que algún maniático loco improvisó en el descontento de sus defectos propios, la pura imperfección, la belleza estéril de un día sin sol.
De nada sirve que emita mi veredicto de felicitación a la estupidez humana, Einstein se me adelantó en su momento: "Hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy completamente seguro"
Ni si quiera gritar desde el inconformismo oprimido por una serie de regularidades éticas, para evitar una revuelta general...Pero ya he estallado, y en la explosión se ha escuchado el ruido.
Es ensordecedor, es prácticamente parte de mi ego derruido por los egoísmos ajenos.
No quiero esperarte.
No quiero seguirte.
No permitiré que me abandones.
porque en el fondo mi espíritu seguirá: Odiándote.

Monstruos, mentiras, naipes con los que jugar en la mesa el domingo. Cada día febril desconoce el siguiente.
¿Acabaré siendo una máquina quién construya su vida aparte de mecanismos adaptados a los contextos y no a las emociones? No lo sé.
Permíteme decirte que ignoro el día en que todo acabe, si despertaré de este coma o seguiré comiéndome la manzana que me envenena.
La coherencia...¿Dónde está? La consciencia ¿Dónde está? Seguirás durmiendo hasta que yo te mencione de nuevo.
Seguiré queriendo ver los amaneceres desde el primer balcón dónde lo vimos...¿Recuerdas? ¿Recuerdas porqué mis ojos fijaron la vista hacia el horizonte?
Quería ser libre.
Quiero ser libre...

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