
Marginándote en mis pensamientos más íntimos, olvidando el pronunciar tu nombre, divagando entre la razón y la locura, haciendo lo imposible en un minuto: Silenciarte.
Así me columpio en mi mente, arriba y abajo, descuidando los segundos más tiernos, que pasé a tu lado.
Así lo hago yo, reconociendo que fue un fracaso, y que lo mejor es tacharlo con un bolígrafo de colores.
Hacer que empezamos de nuevo, siendo dos desconocidas, hablando el mismo idioma, pero ignorando lo que tuvimos.
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