miércoles, 3 de febrero de 2010

¿Locura o razón?

Querido diario,
Voy aprendiendo que las apariencias a veces no engañan, pese a que otros nos dediquemos a defenderlas, un pez, no deja de ser un pez, por mucho que se proponga el volar entre aguas...
Me remito a lo que digo...es algo precipitado, pero allá voy, hace poco, entré en una de esas redes sociales, en las que conoces gente y, bueno el resultado ha sido de lo más variopinto, pues unos más que otros, me han sorprendido, e incluso fascinado a primera estampa...y otros...¿Qué decir de esos otros? Decepcionantes, son como carcamales, que no avanzan, sólo se quedan en sus propios intereses, que responden a sus impulsos sexuales o a su devastador y plano coeficiente intelectual...
No me considero superior a nadie, ni si quiera más lista, sólo digo que, no sé hay veces en que unos son más inteligentes que otros y la diferencia es notoria. Y en este caso, era de evidenciar, que hacía incapié a esa gran diferencia entre sesos sesudos...
Digamos, que en mi poca experiencia de vida..la decepción sobre esta clase de maravillas, es evidente.
Evidentemente y plausiblemente...aterradora a los datos que he concluido.
De cada 3 personas, 2 son decepcionantes y una parece interesante, sin lugar a dudas. ¿Qué porcentaje más pésimo o más pesimista no? te preguntarás, ciertamente sí, pero está basada en espectativas y que como tales, buscaban resultados inmediatos.
Bueno y corroborando a las personas que dicen, que no hay que buscar ni esperar nada, creo que voy a aplaudirles, pues la tésis sale redonda, con esos comentarios.

Es francamente...desolador, desabastecedor, pusilánime...yo creía con franqueza, que había alguien que tras su rarezas, lograría atraerme y hoy por hoy, sólo veo preámbulos de egoísmos propios...no digo que yo no los tenga, pero...visto desde fuera, parece como que la pieza de este puzzle sin armar, soy yo, y no creo que sea cierto. O eso, quiero pensar...

Día tras día, y la luz se apaga, se aborrecen las noches del mismo cuento y la misma moraleja, día tras día, la chispa de la vida, deliria, y camina embriagada, sin saber hacia dónde declinarse, hacia la balanza de la razón o hacia la de la locura.




¿Locura o razón? ¡Hagan sus apuestas señores!






Porque las cartas están echadas...Y el show, debe continuar.

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