miércoles, 17 de febrero de 2010

Diario: Última fase.

Llevo tiempo intentando adaptarme a esta situación cuál menos desastrosa. Estoy asqueada de esperar y no ver resultado alguno, creo y me da miedo saber, que me he rendido en parte.
Esto de un amor deliberado y con derecho a consumirse, nunca me ha agradado esa idea tan sumamente fatídica. Anhelo con todo mi corazón, el que no termine, pero dado los últimos acontecimientos, en que ni el burro da su paso al sosiego, ni el cazurro al razonamiento...estoy más que perdida.
Hace año y medio, que sigo en la misma calle, misma dirección y misma sensación de estar divagando o deámbulando por la misma senda...y comienzo a tener la frente sudorosa, las palmas de las manos frías y el corazón turbio, precipitándose hacia el abismo del que le separa, un mero hilo invisible.
¿Qué debo hacer?... ¿permanecer a la espera y observar con detenimiento, cómo el tiempo se traslada hacia otro suceso?... ¿O delinear una defensa contra el ataque agresivo, de una muerte no tan ansiada como anunciada?...¿Qué tengo que hacer?...
He tomado una decisión, no sé si bien esmerada o sólo arriesgada, no lo sé. Pero no me resigno a quedarme quieta y ver como todo prosigue, en un plan hacia el declive...
Estoy cansada de esperar, necesito moverme, sentir que retorno a la vida, aunque no sea con esa flor, con esa pequeña alegría de la que tanto he hablado, en este diario...
Si algún día leyera esto, si por casualidad lograse encontrar este pequeño diario...
"Perdóname, pero nunca supe si me querías de verdad. Por eso, marché. Cobarde de mí, a pregúntartelo con tantos momentos, que nos habían separado...No lo creí oportuno, puede que me arrepienta el resto de mi vida. Pero...no puedo. Si sigo así, me consumiré y tú ni si quiera verás cómo...Ojalá supieras lo mucho que te amo, y te he amado. Aunque estuvieras en brazos de otra mujer, aunque te hubieras detenido junto a mi puerta y ni si quiera hubiéses llamado. Hemos sido unas cobardes, las dos...yo por no contártelo, aunque bien creí que lo sabías. También sabía que en un momento de nuestra pequeña y frágil vida, me dijiste que no, pero no sé porqué, sentía y siento que aún sigues...sigues amándome en secreto, mirando a los ojos de otra mujer, que tal vez te quiera...pero no tanto como yo. Por eso, por mi franqueza y cobardía, renuncio a ti. Eres libre, de hecho siempre lo fuíste, pero ahora definitivamente. Gracias por...aquellas semanas, jamás las olvidará mi piel, ni mi alma...ni si quiera mi ser, nunca dejes que el dolor te nuble, nunca te rindas, desde aquí mando mi último aliento, para darte fuerza. El resto, lo haré por mí mísma, para sacarme de este agujero lleno de agonía. hasta nunca, mi querido amor."





Lo siento...

No hay comentarios: