martes, 26 de mayo de 2009

Razonando...

Vacilé unos momentos con mi cabeza, estaba hecha un lío. Hacía dias que no podía concentrarme, indagaba con torpeza sobre la crédula incertidumbre, la cuál tenía ventaja sobre mis suposiciones.
Jadeaba sin cesar, pese a mi condición física la moral se estaba perturbando lentamente, afectada por el agobio de encontrarme allí, en aquella habitación a solas con mi mente y con unos cuántos experimentos que habían enorgullecido a los fracasos.
Sentía que me dejaba arrastrar despacio por la desesperación, todo aquello no tenía sentido, el vacío de mi mente, no me facilitaba las cosas, sino las empeoraba y yo persistía en el arduo trabajo de enfriar mi cabeza y recolocar ideas para apoyar mi tésis, de contrarestar el hecho que me estaba matando. Razoné durante días hasta dar, la forma de la contrapartida: desenfundé razones, acabé con las emociones contraproducentes y ordené la habitación. Jugué en todo momento limpio, pero no con menos esfuerzo e ímpetu.
Así fue, como hice un duelo contra la muerte, a regañadientes y de arma la fuente más sabía de todo ser humano: la razón.

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