martes, 9 de marzo de 2010

Querido diario,
Estos días han sido un aluvión de sensaciones, era como una revolución simultánea influidad por diferentes variantes: ya sea el tiempo, las mentes dispersas (pero no menos inquietas) y por supuesto, las situaciones confrontadas unas contra otras.
Lo puedo comparar como si fuera un partido de Tenis, ibámos devolviéndonos la pelota, unos con más fuerzas y otros observando para analizar y obtener una posible estrategia...
Aunque, debo añadir, que ha sido duro, ni si quiera el invierno había penetrado tanto en mi piel pétrea y escamada, armada con el valor y a su vez la cobardía, de la temerosa belleza desleal, de ser herida. Digo esto, porque, no contaba con el fallecimiento, de uno de mis familiares, de vez en cuando te das cuenta que no es todo cómo se calcula, que siempre hay el factor sorpresa de por medio, que lo desajusta todo, que por mucho que intentes poner en exactitud el resultado de las consecuencias de tus actos más la circunstancia...va a ser un tropiezo novício, y digo novício porque cada vez somos más ingenuos y parecemos principiantes, y eso que sabemos de sobras que vamos a darnos el tropezón de turno, por confiarnos...
Lo mejor de todo, es salir aerosa, de la situación y sonreír, pese a que te estés desangrando aún o estés tan asustada, que tus piernas corren después que lo haya hecho tu mente. Y no te das aún cuenta, que ya tienes encima, otro dragón o otro antagonista de tu historia, con dientes más afilados y con ojos de una viveza fiera, las garras son como el aliento del fuego, desgarrador y voraz, que con tan sólo un bocado, ya deja tu carne calcinada y te pone propicia a la muerte, otra archiénemiga más.
Digo todo esto, porque aún me es difícil aceptar su partida, y todavía más apurado, afrontar todos los problemas en mi vida.
Procuro ir despacio, y mantener la cabeza sobre los hombros, sin alterarme, sin desquiciarme, por estar perdida entre la mar y la ría...Quiero volar, pero para saber volar, hay que primero aprender a cómo utilizar las alas, y preparar la mente.
Ojalá salga todo bien. Por el momento, tengo un sabor agridulce.









Pieces of the never ending Story.

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